El cuento en la Edad Media fue un género muy fructífero y apreciado. Con origen en antiguas tradiciones literarias, el cuento evolucionó desde la intención didáctica hasta el entretenimiento de las nuevas clases burguesas.
La irrupción del cuento medieval
Durante la Edad Media aparecieron en las diversas lenguas europeas abundantes colecciones de relatos breves. Estos relatos o cuentos también aparecían, a menudo, insertados en otras obras de mayor extensión. La mayoría de los cuentos tenía, especialmente en su origen, una función claramente didáctica y moralizante: transmitían una enseñanza práctica, indicaban cómo actuar en determinada situación, o cuál era el comportamiento correcto en un momento concreto. El cuento medieval no pretende contener, pues, gran valor literario por sí mismo, sino narrar de forma lisa y sencilla una anécdota, a veces muy simple, de la que resulta fácil sacar una enseñanza o conclusión, frecuentemente explícita al final del cuento, en forma de moraleja.
Los relatos breves con intención didáctica se denominan ejemplos, apólogos o fábulas, si los protagonizan animales. Estos se acomodaban perfectamente al gusto medieval, por lo que solían ser incluidos en los sermones de los sacerdotes.
Durante el siglo XIV aparece una emergente burguesía en las ciudades medievales, que adquieren cada vez más importancia gracias al progresivo crecimiento de la población urbana. Este nuevo espíritu burgués aparece en dos autores de libros de cuentos: Boccaccio y Chaucer.
Boccaccio
En Italia Giovanni Boccaccio (1313-1375) escribe una colección de cuentos titulada El Decamerón, primera obra maestra de la narrativa italiana, que tendrá una influencia decisiva en los próximos siglos. Es una colección de cien cuentos, reflejo de la Italia del siglo XIV. La estructura de la obra es sencilla: a causa de la peste bubónica que arrasó Europa en 1348, siete muchachas y tres jóvenes huyen de Florencia y se refugian durante diez días (de ahí el título del libro: Decameron significa en griego 'diez días') en una finca de los alrededores y, para evitar el aburrimiento, se comprometen a contar una historia diaria.
Los cuentos que incorporan la colección tienen muy diversas procedencias. Los temas son también variados: algunos narran historias que tienen lugar en espacios lejanos y exóticos, otros -la mayoría- son de ambientación realista en la sociedad de la época. El tono también es muy diverso: hay cuentos cómicos, trágicos, líricos o eróticos. Los de mayor valor e interés son los de ambientación realista y enfoque humorístico: en ellos Boccaccio expone con gracia los vicios, debilidades y mezquindades de los hombres y mujeres de su época. A diferencia de anteriores tradiciones cuentísticas, Boccaccio no tiene ninguna intención moralizante.
Boccaccio contribuyó también al establecimiento de otros géneros literarios con obras como Ninfale d'Ameto y Ninfale fiesolano, que sirvieron de punto de partida a la literatura pastoril del Renacimiento; del mismo modo, en Fiammetta está el origen de la posterior novela sentimental. También escribió El Corbacho, una sátira contra las mujeres.
Texto extraído de Kalipedia.
miércoles, 29 de junio de 2011
Aproximación a La Metamorfosis
Esta extraña novela encierra varias de las claves literarias de Kafka. Parte de un hecho fantástico: ¿la transformación de una persona en escarabajo? para reflejar muchos de los temas y obsesiones que dominan su narrativa: las relaciones difíciles entre padres e hijos, la soledad, la melancolía, el autoritarismo o la falta de explicación lógica en el destino de una persona.
El extraño despertar de Gregor
Gregor Samsa es un joven viajante de comercio que vive con sus padres y su hermana Grete. Un día se despierta y ve que su cuerpo ha sufrido una extraña transformación.
Cree que es un sueño e intenta despertar, mientras se lamenta de lo duro que es su trabajo. Su madre, extrañada por no oír a Gregor, va a despertarle, y Gregor nota algo extraño en su voz.
La presentación
Gregor hace muchos intentos para salir de la cama, pero su nuevo estado –grande, sin brazos ni piernas y un gran caparazón en la espalda– lo hace muy difícil.
Pasa el tiempo, y Gregor escucha cómo llega el apoderado del almacén donde trabaja a su casa, extrañado por el retraso. Llaman a la puerta y, al fin, tras mucho esfuerzo, Gregor consigue abrirla y presentarse ante su familia y el apoderado.
La comida de Grete
Al ver a Gregor, el apoderado huye horrorizado y su familia queda espantada. El padre, armado con un bastón, golpea a Gregor hiriéndole hasta conseguir encerrarlo en la habitación, donde queda recluido sin poder salir.
Gregor se resigna a escuchar los desesperados comentarios de su familia ante su nuevo estado. Sobrevive gracias a los alimentos que le lleva su hermana; cuando Grete entra, Gregor se esconde bajo el canapé para que ella no le vea.
Sin muebles
Poco a poco, Gregor se adapta a su cuerpo de insecto, es capaz de controlarlo mejor y percibe que tiene nuevos gustos y sensaciones. Por otra parte, su hermana lo percibe cada vez más como un animal que como un ser humano, por lo que propone a su madre quitar los muebles que ya no necesita para que pueda tener más espacio. Esto conlleva el paso definitivo de Gregor a la condición de animal.
Melancolía de Gregor
Tras un episodio en el que Gregor sale de la habitación y es recluido en ella de nuevo a la fuerza por el padre, Gregor nota que el distanciamiento con la familia es cada vez mayor: su hermana le deja de comer cualquier cosa y cada vez limpia menos la habitación. Por otra parte, las estrecheces económicas que pasa la familia por la ausencia del sueldo de Gregor hacen que alquilen una habitación a tres inquilinos. Gregor cae en una depresión y deja de comer.
Indignación de los inquilinos
Los tres inquilinos que tiene la familia para mejorar su economía cambian las costumbres de la casa. La habitación de Gregor se utiliza como desván en el que se ponen los muebles que no se usan. Los inquilinos son escrupulosos y exigen que todo esté limpio y ordenado. Una noche Grete toca el violín, y los inquilinos, atraídos por la música, le piden que interprete en la sala. Gregor escucha la música y sale a pedir a su hermana que toque para él.
Muerte de Gregor
Tras el lamentable episodio, Gregor vuelve a su habitación y es encerrado allí. La familia, desesperada, decide que hay que deshacerse de él, porque el insecto ya no tiene nada que ver con Gregor Samsa. Este, herido, débil y enfermo, muere esa misma noche. La noticia es acogida con melancolía por la familia, pero también con la satisfacción de saber que la pesadilla ha pasado. La vida sigue: padres e hija salen a pasear.
Texto extraído de Kalipedia. Ver en su contexto original
El extraño despertar de Gregor
Gregor Samsa es un joven viajante de comercio que vive con sus padres y su hermana Grete. Un día se despierta y ve que su cuerpo ha sufrido una extraña transformación.
Cree que es un sueño e intenta despertar, mientras se lamenta de lo duro que es su trabajo. Su madre, extrañada por no oír a Gregor, va a despertarle, y Gregor nota algo extraño en su voz.
La presentación
Gregor hace muchos intentos para salir de la cama, pero su nuevo estado –grande, sin brazos ni piernas y un gran caparazón en la espalda– lo hace muy difícil.
Pasa el tiempo, y Gregor escucha cómo llega el apoderado del almacén donde trabaja a su casa, extrañado por el retraso. Llaman a la puerta y, al fin, tras mucho esfuerzo, Gregor consigue abrirla y presentarse ante su familia y el apoderado.
La comida de Grete
Al ver a Gregor, el apoderado huye horrorizado y su familia queda espantada. El padre, armado con un bastón, golpea a Gregor hiriéndole hasta conseguir encerrarlo en la habitación, donde queda recluido sin poder salir.
Gregor se resigna a escuchar los desesperados comentarios de su familia ante su nuevo estado. Sobrevive gracias a los alimentos que le lleva su hermana; cuando Grete entra, Gregor se esconde bajo el canapé para que ella no le vea.
Sin muebles
Poco a poco, Gregor se adapta a su cuerpo de insecto, es capaz de controlarlo mejor y percibe que tiene nuevos gustos y sensaciones. Por otra parte, su hermana lo percibe cada vez más como un animal que como un ser humano, por lo que propone a su madre quitar los muebles que ya no necesita para que pueda tener más espacio. Esto conlleva el paso definitivo de Gregor a la condición de animal.
Melancolía de Gregor
Tras un episodio en el que Gregor sale de la habitación y es recluido en ella de nuevo a la fuerza por el padre, Gregor nota que el distanciamiento con la familia es cada vez mayor: su hermana le deja de comer cualquier cosa y cada vez limpia menos la habitación. Por otra parte, las estrecheces económicas que pasa la familia por la ausencia del sueldo de Gregor hacen que alquilen una habitación a tres inquilinos. Gregor cae en una depresión y deja de comer.
Indignación de los inquilinos
Los tres inquilinos que tiene la familia para mejorar su economía cambian las costumbres de la casa. La habitación de Gregor se utiliza como desván en el que se ponen los muebles que no se usan. Los inquilinos son escrupulosos y exigen que todo esté limpio y ordenado. Una noche Grete toca el violín, y los inquilinos, atraídos por la música, le piden que interprete en la sala. Gregor escucha la música y sale a pedir a su hermana que toque para él.
Muerte de Gregor
Tras el lamentable episodio, Gregor vuelve a su habitación y es encerrado allí. La familia, desesperada, decide que hay que deshacerse de él, porque el insecto ya no tiene nada que ver con Gregor Samsa. Este, herido, débil y enfermo, muere esa misma noche. La noticia es acogida con melancolía por la familia, pero también con la satisfacción de saber que la pesadilla ha pasado. La vida sigue: padres e hija salen a pasear.
Texto extraído de Kalipedia. Ver en su contexto original
Aproximación a El guardián entre el centeno
Esta novela trata sobre el conflictivo paso de la adolescencia al mundo adulto y de la dificultad de tomar decisiones sobre el futuro. El protagonista vive rodeado por un mundo que le desconcierta y que le exige responsabilidades para las que aún no está listo.
Holden Caulfield
La narración la lleva a cabo Holden Caulfield, el joven protagonista. En primera persona, Caulfield muestra síntomas de cierta desorientación adolescente: es susceptible y nervioso, muchas cosas le molestan y desagradan, es despreocupado, mentiroso, no piensa en el futuro y tiende a deprimirse. Caulfield ha sido expulsado de su colegio interno por no estudiar.
En Nueva York
Holden decide irse a Nueva York esa noche, antes de que sus padres se enteren de la expulsión y así estar libre un par de días en la ciudad. Coge un tren y, en Nueva York, se aloja en un hotel, y sale a tomar algo, a bailar, habla con gente... En definitiva, hace lo que le apetece sin dar explicaciones a los adultos. Sin embargo, no consigue salir de su melancolía constante y de su irritabilidad ante todos.
La hermana pequeña
Holden, que odia a casi todo el mundo, siente gran devoción por su hermana Phoebe, de diez años, una niña inteligente y responsable. Durante su estancia de incógnito en Nueva York siente muchas ganas de verla y decide ir a casa para estar con ella, cuando sus padres han salido. Phoebe se enfada por la expulsión de Holden y le reprocha que no le guste nada y que no sepa qué quiere ser de mayor:
Ingreso de Holden
Cuando llegan sus padres, Holden se va y pasa la noche en casa de un antiguo profesor de literatura. Toma la determinación de escapar, de irse a la otra punta del país en autoestop, buscar trabajo y empezar una nueva vida. Queda con su hermana para despedirse, y Phoebe le dice que se quiere ir con él. Al final, tras un hermoso episodio en el que Phoebe monta en un tiovivo, Holden no se va. La novela termina de forma enigmática, ya que Holden parece ingresar en un hospital psiquiátrico, pero no lo especifica claramente.
Texto extraído de kalipedia, ver en su contexto original
Holden Caulfield
La narración la lleva a cabo Holden Caulfield, el joven protagonista. En primera persona, Caulfield muestra síntomas de cierta desorientación adolescente: es susceptible y nervioso, muchas cosas le molestan y desagradan, es despreocupado, mentiroso, no piensa en el futuro y tiende a deprimirse. Caulfield ha sido expulsado de su colegio interno por no estudiar.
En Nueva York
Holden decide irse a Nueva York esa noche, antes de que sus padres se enteren de la expulsión y así estar libre un par de días en la ciudad. Coge un tren y, en Nueva York, se aloja en un hotel, y sale a tomar algo, a bailar, habla con gente... En definitiva, hace lo que le apetece sin dar explicaciones a los adultos. Sin embargo, no consigue salir de su melancolía constante y de su irritabilidad ante todos.
La hermana pequeña
Holden, que odia a casi todo el mundo, siente gran devoción por su hermana Phoebe, de diez años, una niña inteligente y responsable. Durante su estancia de incógnito en Nueva York siente muchas ganas de verla y decide ir a casa para estar con ella, cuando sus padres han salido. Phoebe se enfada por la expulsión de Holden y le reprocha que no le guste nada y que no sepa qué quiere ser de mayor:
-Papá va a matarte. Va a matarte -me dijo.
Pero no la oí. Estaba pensando en otra cosa. En una cosa absurda.
-¿Sabes qué me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir?
-¿Qué?
-¿Te acuerdas de esa canción que dice, "Si un cuerpo coge a otro cuerpo, cuando van entre el centeno..."?
Me gustaría...
-Es "Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando una va entre el centeno -dijo Phoebe-. Y es un poema. Un poema de Robert Burns.
-Ya sé que es un poema de Robert Burns.
Tenía razón. [...]
Ingreso de Holden
Cuando llegan sus padres, Holden se va y pasa la noche en casa de un antiguo profesor de literatura. Toma la determinación de escapar, de irse a la otra punta del país en autoestop, buscar trabajo y empezar una nueva vida. Queda con su hermana para despedirse, y Phoebe le dice que se quiere ir con él. Al final, tras un hermoso episodio en el que Phoebe monta en un tiovivo, Holden no se va. La novela termina de forma enigmática, ya que Holden parece ingresar en un hospital psiquiátrico, pero no lo especifica claramente.
Texto extraído de kalipedia, ver en su contexto original
jueves, 9 de junio de 2011
Romeo y Julieta en el cine y en la televisión
En la historia del cine se la considera como la tragedia más adaptada de todos los tiempos. La versión original de Shakespeare se filmó por primera vez en la era del cine mudo por Georges Méliès, aunque la película está considerada como "perdida". Así, se estima a The Hollywood Revue of 1929, estelarizada por John Gilbert y Norma Shearer, como la primera versión cinematográfica con audio. Por otra parte, Renato Castellani ganó el León de Oro en el Festival de Venecia por su película homónima de 1954. En esa versión, el actor experimentado Laurence Harvey interpretó a Romeo, mientras que el rol de Julieta recayó en Susan Shentall.
Leonardo DiCaprio interpretó a Romeo en la película Romeo + Julieta. Las producciones cinematográficas más famosas son el filme de 1936 (nominado a cuatro premios Óscar) y dirigido por George Cukor, la versión de 1968 del director Franco Zeffirelli y Romeo + Julieta de Baz Luhrmann en 1996. En su época, estas dos últimas se convirtieron en las cintas basadas en el legado de Shakespeare más exitosas de la industria.
Respecto a las adaptaciones televisivas, en 1960 Peter Ustinov realizó una parodia de la Guerra Fría (Romanoff and Juliet), inspirada en la obra de Shakespeare. Asimismo, el musical de 1961 West Side Story denota a los Montesco y Capuleto como los ficticios Jets (la población blanca) y Sharks (nativos de Puerto Rico). En 2006 la película High School Musical de Walt Disney Pictures utilizó la trama de Romeo y Julieta sustituyendo a las familias rivales por dos "pandillas" escolares. Igualmente, la telenovela argentina Romeo y Julieta, de 2007, hace uso de la trama mediante una adaptación ambientada en la época contemporánea. En el campo de la animación, destacan la serie japonesa Romeo x Juliet y la británica Shakespeare: The Animated Tales, al igual que la película Romeo & Juliet: Sealed with a Kiss dirigida por Phil Nibbelink.
Peculiarmente, varios directores acostumbran incorporar escenas de sus actores interpretando a Romeo y Julieta. El concepto de cómo desarrolló Shakespeare su tragedia del amor prohibido ha sido también utilizada en varias producciones, destacando la versión de John Madden Shakespeare in Love, estrenada en 1998, donde se reconstruye el ambiente del teatro isabelino.
Leonardo DiCaprio interpretó a Romeo en la película Romeo + Julieta. Las producciones cinematográficas más famosas son el filme de 1936 (nominado a cuatro premios Óscar) y dirigido por George Cukor, la versión de 1968 del director Franco Zeffirelli y Romeo + Julieta de Baz Luhrmann en 1996. En su época, estas dos últimas se convirtieron en las cintas basadas en el legado de Shakespeare más exitosas de la industria.
Respecto a las adaptaciones televisivas, en 1960 Peter Ustinov realizó una parodia de la Guerra Fría (Romanoff and Juliet), inspirada en la obra de Shakespeare. Asimismo, el musical de 1961 West Side Story denota a los Montesco y Capuleto como los ficticios Jets (la población blanca) y Sharks (nativos de Puerto Rico). En 2006 la película High School Musical de Walt Disney Pictures utilizó la trama de Romeo y Julieta sustituyendo a las familias rivales por dos "pandillas" escolares. Igualmente, la telenovela argentina Romeo y Julieta, de 2007, hace uso de la trama mediante una adaptación ambientada en la época contemporánea. En el campo de la animación, destacan la serie japonesa Romeo x Juliet y la británica Shakespeare: The Animated Tales, al igual que la película Romeo & Juliet: Sealed with a Kiss dirigida por Phil Nibbelink.
Peculiarmente, varios directores acostumbran incorporar escenas de sus actores interpretando a Romeo y Julieta. El concepto de cómo desarrolló Shakespeare su tragedia del amor prohibido ha sido también utilizada en varias producciones, destacando la versión de John Madden Shakespeare in Love, estrenada en 1998, donde se reconstruye el ambiente del teatro isabelino.
Romeo y Julieta en la música y el ballet
Al menos unas veinticuatro óperas se han basado en Romeo y Julieta. La más antigua, Romeo und Julie, apareció en 1776. Por otro lado, la ópera más conocida es Roméo et Juliette de Charles Gounod, estrenada en 1867. La versión lírica I Capuleti e i Montecchi de Vincenzo Bellini también ha pasado por la misma situación, aunque en ocasiones se la ha criticado negativamente por sus diferencias con el guión de Shakespeare. Para la producción, Bellini y su libretista, Felice Romani, retomaron algunos elementos culturales de Italia citados en un libreto que Romani originalmente redactó para una ópera de Nicola Vaccai.
La sinfonía de Hector Berlioz (Romeo y Julieta) es una "composición dramática" de gran escala dividida en dos partes, una para solistas, y otra para coro y orquesta. Se estrenó en 1839. La obra homónima de Piotr Ilich Chaikovski, escrita en forma de obertura-fantasía y estrenada en 1869, es un poema sinfónico de considerable extensión que contiene la famosa melodía conocida como "tema de amor". Chaikovski sugirió que se repitiera esa pieza musical en las escenas del baile, el balcón, la recámara de Julieta y la tumba. Usando el mismo recurso de Chaikovski (repetir varias veces la pieza a lo largo de una obra como un leitmotiv), Nino Rota creó su propia melodía que luego habría de ser introducida en la película de 1968, al igual que la canción "Kissing You" de Des'ree en la cinta de 1996. Otros compositores clásicos que se vieron influenciados por Romeo y Julieta son Johan Svendsen (Romeo og Julie, de 1876), Frederick Delius (A Village Romeo and Juliet, 1899-1901) y Wilhelm Stenhammar (Romeo och Julia, de 1922).
La versión más conocida para ballet corrió a cargo de Sergéi Prokófiev.
Romeo y Julieta ha influido a varias producciones de jazz, entre las cuales sobresalen la interpretación de Peggy Lee, "Fever", en 1956 y la melodía "The Star-Crossed Lovers" (incluida en el álbum Such Sweet Thunder) del compositor Duke Ellington. En esta última los protagonistas son representados por un saxofón tenor y un saxo alto; los críticos percibieron que el saxo de Julieta sobresale en la pieza, más allá de ofrecer una imagen de equidad con el saxo tenor. Asimismo, la obra ha inspirado a diversos exponentes de la música popular. Entre ellos se encuentran The Supremes, Bruce Springsteen, Tom Waits y Lou Reed. Igualmente, el grupo musical My Chemical Romance hace alusión a Romeo y Julieta en su canción "The Sharpest Lives", mientras que el sencillo "Mademoiselle Juliette" de la cantante francesa Alizée presenta a una Julieta cansada de vivir en un entorno donde todo resulta fallido. No obstante, la pista más famosa del conjunto es el tema "Romeo and Juliet" de la banda de rock Dire Straits.
Por otra parte, el musical de teatro más famoso es West Side Story, musicalizado por Leonard Bernstein y escrito por Stephen Sondheim. La producción debutó en Broadway en 1957, siendo estrenada en el distrito inglés West End al año siguiente. Tres años después, en 1961, se adaptó exitosamente en una película. La versión cinematográfica trasladó los sucesos del musical a una ciudad de Nueva York de mediados del siglo XX, mientras que las familias rivalizadas se convirtieron en pandillas.
La sinfonía de Hector Berlioz (Romeo y Julieta) es una "composición dramática" de gran escala dividida en dos partes, una para solistas, y otra para coro y orquesta. Se estrenó en 1839. La obra homónima de Piotr Ilich Chaikovski, escrita en forma de obertura-fantasía y estrenada en 1869, es un poema sinfónico de considerable extensión que contiene la famosa melodía conocida como "tema de amor". Chaikovski sugirió que se repitiera esa pieza musical en las escenas del baile, el balcón, la recámara de Julieta y la tumba. Usando el mismo recurso de Chaikovski (repetir varias veces la pieza a lo largo de una obra como un leitmotiv), Nino Rota creó su propia melodía que luego habría de ser introducida en la película de 1968, al igual que la canción "Kissing You" de Des'ree en la cinta de 1996. Otros compositores clásicos que se vieron influenciados por Romeo y Julieta son Johan Svendsen (Romeo og Julie, de 1876), Frederick Delius (A Village Romeo and Juliet, 1899-1901) y Wilhelm Stenhammar (Romeo och Julia, de 1922).
La versión más conocida para ballet corrió a cargo de Sergéi Prokófiev.
Romeo y Julieta ha influido a varias producciones de jazz, entre las cuales sobresalen la interpretación de Peggy Lee, "Fever", en 1956 y la melodía "The Star-Crossed Lovers" (incluida en el álbum Such Sweet Thunder) del compositor Duke Ellington. En esta última los protagonistas son representados por un saxofón tenor y un saxo alto; los críticos percibieron que el saxo de Julieta sobresale en la pieza, más allá de ofrecer una imagen de equidad con el saxo tenor. Asimismo, la obra ha inspirado a diversos exponentes de la música popular. Entre ellos se encuentran The Supremes, Bruce Springsteen, Tom Waits y Lou Reed. Igualmente, el grupo musical My Chemical Romance hace alusión a Romeo y Julieta en su canción "The Sharpest Lives", mientras que el sencillo "Mademoiselle Juliette" de la cantante francesa Alizée presenta a una Julieta cansada de vivir en un entorno donde todo resulta fallido. No obstante, la pista más famosa del conjunto es el tema "Romeo and Juliet" de la banda de rock Dire Straits.
Por otra parte, el musical de teatro más famoso es West Side Story, musicalizado por Leonard Bernstein y escrito por Stephen Sondheim. La producción debutó en Broadway en 1957, siendo estrenada en el distrito inglés West End al año siguiente. Tres años después, en 1961, se adaptó exitosamente en una película. La versión cinematográfica trasladó los sucesos del musical a una ciudad de Nueva York de mediados del siglo XX, mientras que las familias rivalizadas se convirtieron en pandillas.
miércoles, 8 de junio de 2011
Lo Kafkiano
Texto extraído del periódico mejicano correo. Ver el texto en su contexto original.
Se trata de un adjetivo admitido en nuestro idioma desde 1992 –aunque ya se usaba en la crítica literaria y popularmente–. Se aplica para ‘calificar algo como absurdo y angustioso’, señala el Diccionario de la Real Academia, DRAE. Sin embargo, los especialistas precisan que el adjetivo kafkiano se debe emplear para describir «un mundo complejo, basado en reglas imposibles de comprender, que propician situaciones sociales angustiosas o grotescas, que pueden llevar incluso a la risa» (Kundera, 1987).
La palabra se origina en la obra de Frank Kafka. Los especialistas coinciden en que básicamente el concepto se acuña mediante su obra "El proceso". En ella se describe cómo un hombre (Josef K.) se ve atrapado por el mundo laberíntico de la burocracia, acusado por un delito del que no tiene la mínima idea.
El lenguaje refleja la realidad. Las palabras tienden a sintetizar la realidad, a crear conceptos en la mente de las personas. Así, por ejemplo, si se pide a una persona la definición de mesa, regularmente dirá que se trata de ‘una superficie con cuatro patas’ (palabras más, palabras menos). Sin embargo, si se le presenta una columna que sostiene de forma fija una superficie mayor en la parte superior, no dudará en calificarla de mesa, a pesar que no se ajuste mucho a la definición ofrecida. La palabra mesa, entonces, se ha vuelto un concepto y va más allá de lo que representa físicamente.
Para la vida cotidiana, toda lengua crea voces para señalar los elementos del ambiente, incluso los inmateriales o conceptuales, como lo que representa en nuestro entender las palabras idea o concepto.
La evolución de la sociedad va generando cada vez más, condiciones conceptuales que deben recibir algún nombre. Cuando no existe la palabra específica, entonces se inventa. En este caso se recurrió a quien primero la identificó el hecho. Este mundo angustioso, laberíntico, difícil de comprender, injusto, padecido en cualquier parte del mundo, carecía de nombre hasta que lo denuncia Kafka.
Son abundantes los nombres trasformados en adjetivos: cervantino (de Miguel de Cervantes), dantesco (de Dante Alighieri), freudiano (de Sigmund Freud) goethiano (de Goethe), maquiavélico (de Nicolás Maquiavelo) y hasta cantinflesco (de Cantinflas, Mario Moreno). Todos, aceptados en el DRAE.
Frank Kafka fue un escritor judío checo. Nació en Praga el 3 de julio de 1883 y murió en Austria, el 3 de junio de 1924.
Milan Kundera –en su libro El arte de la novela– relata el caso real de un ingeniero praguense invitado a Londres a impartir una conferencia. A su regreso se entera que la prensa lo señala un difamador que se había asilado en aquel país. Al pretender encontrar el origen del error, empieza a ser hostigado, y termina haciendo real la acusación original: pide asilo al Reino Unido y habla mal de su país: kafkiano.
Se trata de un adjetivo admitido en nuestro idioma desde 1992 –aunque ya se usaba en la crítica literaria y popularmente–. Se aplica para ‘calificar algo como absurdo y angustioso’, señala el Diccionario de la Real Academia, DRAE. Sin embargo, los especialistas precisan que el adjetivo kafkiano se debe emplear para describir «un mundo complejo, basado en reglas imposibles de comprender, que propician situaciones sociales angustiosas o grotescas, que pueden llevar incluso a la risa» (Kundera, 1987).
La palabra se origina en la obra de Frank Kafka. Los especialistas coinciden en que básicamente el concepto se acuña mediante su obra "El proceso". En ella se describe cómo un hombre (Josef K.) se ve atrapado por el mundo laberíntico de la burocracia, acusado por un delito del que no tiene la mínima idea.
¿Por qué la obra o las acciones de una persona propician que su nombre pase a formar una palabra?
El lenguaje refleja la realidad. Las palabras tienden a sintetizar la realidad, a crear conceptos en la mente de las personas. Así, por ejemplo, si se pide a una persona la definición de mesa, regularmente dirá que se trata de ‘una superficie con cuatro patas’ (palabras más, palabras menos). Sin embargo, si se le presenta una columna que sostiene de forma fija una superficie mayor en la parte superior, no dudará en calificarla de mesa, a pesar que no se ajuste mucho a la definición ofrecida. La palabra mesa, entonces, se ha vuelto un concepto y va más allá de lo que representa físicamente.
Para la vida cotidiana, toda lengua crea voces para señalar los elementos del ambiente, incluso los inmateriales o conceptuales, como lo que representa en nuestro entender las palabras idea o concepto.
La evolución de la sociedad va generando cada vez más, condiciones conceptuales que deben recibir algún nombre. Cuando no existe la palabra específica, entonces se inventa. En este caso se recurrió a quien primero la identificó el hecho. Este mundo angustioso, laberíntico, difícil de comprender, injusto, padecido en cualquier parte del mundo, carecía de nombre hasta que lo denuncia Kafka.
Son abundantes los nombres trasformados en adjetivos: cervantino (de Miguel de Cervantes), dantesco (de Dante Alighieri), freudiano (de Sigmund Freud) goethiano (de Goethe), maquiavélico (de Nicolás Maquiavelo) y hasta cantinflesco (de Cantinflas, Mario Moreno). Todos, aceptados en el DRAE.
Frank Kafka fue un escritor judío checo. Nació en Praga el 3 de julio de 1883 y murió en Austria, el 3 de junio de 1924.
Milan Kundera –en su libro El arte de la novela– relata el caso real de un ingeniero praguense invitado a Londres a impartir una conferencia. A su regreso se entera que la prensa lo señala un difamador que se había asilado en aquel país. Al pretender encontrar el origen del error, empieza a ser hostigado, y termina haciendo real la acusación original: pide asilo al Reino Unido y habla mal de su país: kafkiano.
sábado, 4 de junio de 2011
Temática de Werther
Amor
Dice Carmen Villasante que para leer Werther hay que haber amado: sólo comprenderá quien haya sentido. Un corazón sensible, un corazón ardiente, un corazón inquieto y oprimido, desbordante de pasión, se nos revela con toda su espléndida belleza en las páginas de un diario que comienza en el mes de mayo, en toda la plenitud primaveral. El joven héroe - porque es un héroe del sentimiento- todavía llora la muerte de su amiga cuando conoce a Carlota y se enamora de ella. Así le sucedía a Romeo cuando conoció a Julieta, apenas convalecía de un amor perdido. Y es que parece haber una especial predisposición al amor en algunas naturalezas humanas; una gran capacidad de amar, una especie de estado permanente de enamoramiento que da lugar al nacimiento de grandes pasiones.
En el Romanticismo, tales naturalezas ardientes eran consideradas como seres superiores, como "almas bellas", ennoblecidas por el sentimiento. Una nueva sensibilidad enriquecía al hombre frente a los excesos del cerebralismo filosófico y de una sabiduría paralizadora. Cuando Werther exclama: "¡Ay, lo que yo sé, todos pueden saberlo!... ¡Sólo mi corazón es mío!" está proclamando un individualismo cordial: frente al ser que piensa, el ser que ama.
Sociedad
El joven romántico que es Werther no sólo padece de amor: es un alma solitaria en una sociedad que no le gusta. Le molestan las relaciones burguesas, la burocracia, el ceremonial, y, rebelde, libre y orgulloso, se opone al servilismo y al envilecimiento, lo que le cuesta la destitución de su cargo. A las penas del joven Werther se añade un descontento hacia el ambiente que le rodea, donde hombres cautos y falsos tienen la mayor preponderancia.
Werther es feliz en el retiro de su cabaña; muy rousseauniano, suele esconderse para gozar de la soledad elegida libremente y confundirse con la naturaleza. El individuo descontento de la sociedad, el joven sensible, anhela más que nunca ser comprendido por alguien; de ahí la fuerza con que se entrega a la pasión del amor.
El éxito fulminante de Werther (1776) se debe precisamente a que Goethe reflejaba en este intenso librito las preocupaciones y sentimientos de muchos de sus contemporáneos. El hastío de la vida, el tedio vital, la desesperación que ahonda en el alma de Werther no sólo provienen de un amor desgraciado, sino de un descontento general que sentía la juventud alemana por entonces.
Personalidad
En la novela se perfilan diferentes rasgos del carácter del joven romántico, dibujando el mapa de una personalidad que puede definirse genéricamente como "pasional" frente a lo "racional": Werther defiende con frecuencia el buen humor y la pureza del corazón y de las costumbres, así como la vehemencia en las acciones y sentimientos.
Razón versus Pasión.
El hombre razonable y el hombre apasionado están en los dos polos opuestos. En este librito, Alberto, el prometido y esposo de Carlota, es el hombre razonable, moderado, reflexivo, que a veces adolece de falta de sensibilidad:
Desde el punto de vista de Alberto, Werther aparece como un insensato, embriagado por el delirio de sus pasiones, como un loco dominado por una furiosa e infinita pasión. Werther es el joven impulsivo que habla con ardor y cuya sangre corre más rápida por sus venas que la del hombre reflexivo. Si el lector adopta el punto de vista del hombre razonable, se asustará con los gestos wertherianos; pero si comprende a Werther encontrará vulgar y fría la figura de Alberto.
Arte y naturaleza
Al atractivo de la historia personal que encierran Las penas del joven Werther se une el encanto de la poesía, de la música y de la naturaleza. Werther y Carlota comienzan a amarse con el recuerdo de un gran poeta -Klopstock- en una tarde irisada de lluvia, y terminan exaltados con la lectura de los cantos de Ossian, iluminados por la nocturna luz lunar.
Las melodías preferidas embellecen los momentos más líricos del sentimiento. Carlota al piano, tocando aquella música perturbadora, hace resonar las más íntimas vibraciones musicales del alma de Werther. La Música y la Literatura, en correspondencia con el sentimiento, dan a la pasión amorosa una fascinación difícilmente superable.
El caso es que Arte y Naturaleza cobran sentido para el romántico en la medida en que se encuentran en consonancia con el alma del poeta, del genio, del artista, del hombre. El hombre romántico, apenado, busca ecos a su propio espíritu en la soledad de los bosques, en la belleza de los paisajes idílicos.
Suicidio
Werther representa a la perfección la angustia vital que, al hundirse la antigua armonía, sin que aparezcan otras soluciones, devora al hombre romántico. Werther encarna el profundo desengaño y el vacío existencial propios de su época y, como tantos jóvenes, se deja llevar por el sufrimiento y la desolación.
Acuden con frecuencia al personaje pensamientos desesperados, pesimistas, asesinos y suicidas que anuncian la desgracia final: no hay otra salida para la desesperación del hombre romántico. La muerte de Werther resuena hasta el pistoletazo con el que Larra puso fin a sus días.
Religión
Werther, a diferencia de otros personajes románticos (Don Juan, D. Álvaro) no llega a enfrentarse con la religión y con Dios: él, aunque con ciertas reticencias que le hacen ser crítico con las creencias, aún respeta la Biblia. Hay que recordar que no todos los románticos fueron exaltados y, aún, que muchos de ellos, como nuestro José de Zorrilla en la mayoría de sus obras, vieron en la ortodoxia y el conservadurismo otra posible vía de escape al "mal du siècle".
Es muy cierto que sólo el amor hace que el hombre necesite de sus semejantes.(15 de agosto.)
Dice Carmen Villasante que para leer Werther hay que haber amado: sólo comprenderá quien haya sentido. Un corazón sensible, un corazón ardiente, un corazón inquieto y oprimido, desbordante de pasión, se nos revela con toda su espléndida belleza en las páginas de un diario que comienza en el mes de mayo, en toda la plenitud primaveral. El joven héroe - porque es un héroe del sentimiento- todavía llora la muerte de su amiga cuando conoce a Carlota y se enamora de ella. Así le sucedía a Romeo cuando conoció a Julieta, apenas convalecía de un amor perdido. Y es que parece haber una especial predisposición al amor en algunas naturalezas humanas; una gran capacidad de amar, una especie de estado permanente de enamoramiento que da lugar al nacimiento de grandes pasiones.
En el Romanticismo, tales naturalezas ardientes eran consideradas como seres superiores, como "almas bellas", ennoblecidas por el sentimiento. Una nueva sensibilidad enriquecía al hombre frente a los excesos del cerebralismo filosófico y de una sabiduría paralizadora. Cuando Werther exclama: "¡Ay, lo que yo sé, todos pueden saberlo!... ¡Sólo mi corazón es mío!" está proclamando un individualismo cordial: frente al ser que piensa, el ser que ama.
Sociedad
¡Oh, si fuera príncipe! Diría a la mujer del cura, al alcalde y al administrador… ¡Príncipe! ¡Bah! Si yo fuera príncipe, ¿qué me importarían los árboles de mi país?(V. 15 de septiembre)
El joven romántico que es Werther no sólo padece de amor: es un alma solitaria en una sociedad que no le gusta. Le molestan las relaciones burguesas, la burocracia, el ceremonial, y, rebelde, libre y orgulloso, se opone al servilismo y al envilecimiento, lo que le cuesta la destitución de su cargo. A las penas del joven Werther se añade un descontento hacia el ambiente que le rodea, donde hombres cautos y falsos tienen la mayor preponderancia.
Werther es feliz en el retiro de su cabaña; muy rousseauniano, suele esconderse para gozar de la soledad elegida libremente y confundirse con la naturaleza. El individuo descontento de la sociedad, el joven sensible, anhela más que nunca ser comprendido por alguien; de ahí la fuerza con que se entrega a la pasión del amor.
El éxito fulminante de Werther (1776) se debe precisamente a que Goethe reflejaba en este intenso librito las preocupaciones y sentimientos de muchos de sus contemporáneos. El hastío de la vida, el tedio vital, la desesperación que ahonda en el alma de Werther no sólo provienen de un amor desgraciado, sino de un descontento general que sentía la juventud alemana por entonces.
Personalidad
¡Ah! Si fuera más superficial, sería el hombre más feliz del mundo. Otros, pobres de fuerza y de talento se pavonean delante de mí con aire de suficiencia y yo me desespero de mis energías y de mis dotes. Tú, Señor, que me has dado todos estos bienes, ¿por qué no me negaste la mitad, para concederme la confianza y la satisfacción de mí mismo?
En la novela se perfilan diferentes rasgos del carácter del joven romántico, dibujando el mapa de una personalidad que puede definirse genéricamente como "pasional" frente a lo "racional": Werther defiende con frecuencia el buen humor y la pureza del corazón y de las costumbres, así como la vehemencia en las acciones y sentimientos.
Razón versus Pasión.
Su exterior tranquilo hace un contraste muy marcado con mi carácter turbulento, que en vano me gustaría ocultar.(V. 12 de agosto.)
El hombre razonable y el hombre apasionado están en los dos polos opuestos. En este librito, Alberto, el prometido y esposo de Carlota, es el hombre razonable, moderado, reflexivo, que a veces adolece de falta de sensibilidad:
Este Alberto es tan meticuloso, que cuando cree haber dicho algo atrevido, absoluto, casi un axioma, no deja de limitar, modificar, quitar y agregar hasta que desaparece todo lo que ha dicho(V. 12 de agosto).
Desde el punto de vista de Alberto, Werther aparece como un insensato, embriagado por el delirio de sus pasiones, como un loco dominado por una furiosa e infinita pasión. Werther es el joven impulsivo que habla con ardor y cuya sangre corre más rápida por sus venas que la del hombre reflexivo. Si el lector adopta el punto de vista del hombre razonable, se asustará con los gestos wertherianos; pero si comprende a Werther encontrará vulgar y fría la figura de Alberto.
¡vayan al diablo los razonadores! Vago por los bosques y cuando llego a casa de Carlota y veo a Alberto sentado a su lado, entre el follaje del jardín, y tengo que controlarme, me vuelvo loco y hago mil necedades.(V. 30 de julio)
Arte y naturaleza
Al atractivo de la historia personal que encierran Las penas del joven Werther se une el encanto de la poesía, de la música y de la naturaleza. Werther y Carlota comienzan a amarse con el recuerdo de un gran poeta -Klopstock- en una tarde irisada de lluvia, y terminan exaltados con la lectura de los cantos de Ossian, iluminados por la nocturna luz lunar.
Las melodías preferidas embellecen los momentos más líricos del sentimiento. Carlota al piano, tocando aquella música perturbadora, hace resonar las más íntimas vibraciones musicales del alma de Werther. La Música y la Literatura, en correspondencia con el sentimiento, dan a la pasión amorosa una fascinación difícilmente superable.
El caso es que Arte y Naturaleza cobran sentido para el romántico en la medida en que se encuentran en consonancia con el alma del poeta, del genio, del artista, del hombre. El hombre romántico, apenado, busca ecos a su propio espíritu en la soledad de los bosques, en la belleza de los paisajes idílicos.
Suicidio
¡[...]aquellos momentos en que yo colocaría contento una bala en mi cabeza!
Werther representa a la perfección la angustia vital que, al hundirse la antigua armonía, sin que aparezcan otras soluciones, devora al hombre romántico. Werther encarna el profundo desengaño y el vacío existencial propios de su época y, como tantos jóvenes, se deja llevar por el sufrimiento y la desolación.
Acuden con frecuencia al personaje pensamientos desesperados, pesimistas, asesinos y suicidas que anuncian la desgracia final: no hay otra salida para la desesperación del hombre romántico. La muerte de Werther resuena hasta el pistoletazo con el que Larra puso fin a sus días.
Religión
...dijo que no se debía hacer creer nada a los niños; que estos abusos eran origen de errores y supersticiones innumerables[…] Entonces recordé que ocho días antes había hecho este charlatán bautizar a un niño; por lo cual [...] prevalecí fiel con todo mi corazón a esta verdad: “Es preciso actuar con los niños como actúa con nosotros el Señor, que nunca nos hace más felices que cuando nos deja embriagarnos con una agradable ilusión
Werther, a diferencia de otros personajes románticos (Don Juan, D. Álvaro) no llega a enfrentarse con la religión y con Dios: él, aunque con ciertas reticencias que le hacen ser crítico con las creencias, aún respeta la Biblia. Hay que recordar que no todos los románticos fueron exaltados y, aún, que muchos de ellos, como nuestro José de Zorrilla en la mayoría de sus obras, vieron en la ortodoxia y el conservadurismo otra posible vía de escape al "mal du siècle".
Dos opiniones sobre Werther y su trascendencia
Transcribo una opinión personal que podéis leer en su contexto aquí. A partir de ésta podéis reelaborar la vuestra.
Aquí dejo otro texto citado, para ver en su contexto original
En mi opinión, Werther es una obra de fácil lectura, en la que no resulta difícil simpatizar con los vaivenes anímicos del protagonista. Al principio alegre, progresivamente enamorado de Carlota, y después triste y enfermizo por el conocimiento de que nunca podrá consumar su afecto hacia ella, tanto que incluso lleva a los hechos su idea de suicidarse.
Lo más destacable es la forma epistolar de la obra, ya que nos permite observar cómo según las vivencias de cada día el alma de Werther vira en un rumbo distinto. A veces más esperanzada, otras enamorada, otras combativa, aunque finalmente desemboque en un fatal desenlace.
Respecto a la amada, Carlota, considero que está bien reflejada como un personaje maternal hacia sus hermanos menores, que permanece fiel a su prometido Alberto y que en todo momento manifiesta a Werther una simpatía que no va más allá de la amistad durante casi toda la obra. Así todo, al final de ésta podemos entrever que la llama del amor se ha avivado también en ella aunque la intente mitigar en pos de la estabilidad y de las convenciones morales que la sociedad le impone.
En conclusión, Werther y su protagonista son un auténtico paradigma del romanticismo, y se trata de una obra que merece la pena paladear.
Aquí dejo otro texto citado, para ver en su contexto original
Para comprender el efecto que Las desventuras del joven Werther tuviera sobre la juventud alemana del siglo XVIII, hay que considerar que, en una época donde las telecomunicaciones no existían, donde los rankings de libros más vendidos eran algo impensable y donde los libros sólo se recomendaban gracias al boca a boca, este libro se convirtió en un verdadero best-seller. Goethe pasó a ser considerado un maestro por los adolescentes y jóvenes, quienes no solamente imitaban al protagonista hasta en su forma de vestir, sino que en algunos casos se sintieron tan identificados con el joven y desdichado Werther que se dice que hubo una gran cantidad de suicidios.
Opinión personal: Las cuitas del joven Werther es un libro triste, es cierto, pero que probablemente no impacte en los lectores de hoy de la manera que lo hiciera allá por el siglo XVIII. Hay que reconocerle el mérito a Goethe en el sentido de que fue un precursor, aún cuando siglos de romanticismo, melodrama y culebrones nos hayan acostumbrado a los finales trágicos.
La novela epistolar: estructura de Werther
Novela epistolar se llama a las novelas escritas en forma de cartas (epístolas) enviadas o recibidas por los personajes de la misma. A través de las cartas que escriben, se va mostrando la evolución de los personajes.
La novela epistolar se hizo extremadamente popular durante el siglo XVIII, gracias en gran parte a la obra Pamela o la virtud recompensada (1740) de Samuel Richardson, en la tradición inglesa, y cuyo influjo se extendió al continente europeo, y Julia o la nueva Eloísa(1761) del suizo Jean-Jacques Rousseau en la tradición francesa.
Es un procedimiento narrativo que permite cierto análisis psicológico, por lo que fue utilizado a veces por los narradores románticos, como Las desventuras del joven Werther(1774) de Goethe o Lady Susan (última decada del siglo XVIII) de Jane Austen.
En la literatura rusa no puede dejar de mencionarse la primera novela de Fiodor M. Dostoyevski, Pobres Gentes, escrita entre 1844 y 1846, cuando el autor tenía veinticinco años de edad.
La originalidad de Werther reside en que se trata de una novela epistolar. El cuerpo de la novela tiene forma de colección de cartas, escritas la mayoría por Werther a su amigo Guillermo, del 4 de mayo de 1771 al 20 de diciembre de 1772, concretamente. También hay una serie de cartas escritas por Werther a Lotte (20/1/1772), y una carta escrita a Lotte y a Albert (20/2/1772).
Además, contamos con los escritos del editor, persona ficticia que recoge las cartas y explica en qué consisten. Estos escritos aparecen al comienzo de la obra, a modo de presentación, y también al final. Esa sección se titula “Del editor al lector”, y en ella se recopilan los últimos días de la vida de Werther, además de fragmentos de la vida de Lotte y un marco explicativo de las cartas.
La novela epistolar se hizo extremadamente popular durante el siglo XVIII, gracias en gran parte a la obra Pamela o la virtud recompensada (1740) de Samuel Richardson, en la tradición inglesa, y cuyo influjo se extendió al continente europeo, y Julia o la nueva Eloísa(1761) del suizo Jean-Jacques Rousseau en la tradición francesa.
Es un procedimiento narrativo que permite cierto análisis psicológico, por lo que fue utilizado a veces por los narradores románticos, como Las desventuras del joven Werther(1774) de Goethe o Lady Susan (última decada del siglo XVIII) de Jane Austen.
En la literatura rusa no puede dejar de mencionarse la primera novela de Fiodor M. Dostoyevski, Pobres Gentes, escrita entre 1844 y 1846, cuando el autor tenía veinticinco años de edad.
La originalidad de Werther reside en que se trata de una novela epistolar. El cuerpo de la novela tiene forma de colección de cartas, escritas la mayoría por Werther a su amigo Guillermo, del 4 de mayo de 1771 al 20 de diciembre de 1772, concretamente. También hay una serie de cartas escritas por Werther a Lotte (20/1/1772), y una carta escrita a Lotte y a Albert (20/2/1772).
Además, contamos con los escritos del editor, persona ficticia que recoge las cartas y explica en qué consisten. Estos escritos aparecen al comienzo de la obra, a modo de presentación, y también al final. Esa sección se titula “Del editor al lector”, y en ella se recopilan los últimos días de la vida de Werther, además de fragmentos de la vida de Lotte y un marco explicativo de las cartas.
viernes, 3 de junio de 2011
Las desventuras del joven Werther
Werther marca el comienzo no sólo del Romanticismo, sino de la literatura alemana propiamente dicha, que hasta entonces había subsistido a base de modelos franceses e ingleses.
La historia de un amor imposible que acaba en tragedia tenía su origen en una experiencia propia, pero Goethe supo proyectar en ella las inquietudes de la juventud de su época: exagerado sentimentalismo, angustia vital, comunión con la naturaleza... Eso explica su enorme éxito: su repercusión en las modas (vestidos, perfumes, abanicos, objetos de regalo...) y hasta en el comportamiento de los jóvenes (la novela fue condenada por la Iglesia porque al parecer su publicación desencadenó una ola de suicidios).
Goethe utilizó la forma epistolar entonces en boga, aunque sin el didactismo de Pamela y sin la multiplicidad de corresponsales de La nueva Eloísa, sus modelos más directos. En las cartas a un amigo, Werther nos ofrece los secretos más recónditos de su alma y su gradual evolución, desde la felicidad inicial a la desesperación y al suicidio. Pero no todo son confidencias amorosas; su correspondencia está salpicada de reflexiones sobre los más diversos temas: la educación de la infancia y la tiranía de los padres; la libertad e igualdad de los individuos; el derecho al amor y a la vida; la crítica a la religión y a la moral tradicionales... Estos temas tienen un evidente carácter ilustrado. Por ello, podemos hablar de Werther como una obra fronteriza que comunica La Ilustración con el Romanticismo. El libro asombra también por su lenguaje: preciso, armonioso, lleno de colorido e imágenes.
Argumento
Las desventuras del joven Werther se presenta como una colección de cartas escritas por Werther, un joven artista de temperamento sensible y apasionado, y dirigidas a su amigo Wilhelm. En estas cartas, Werther revela datos íntimos de su estancia en el pueblo ficticio de Wahlheim (basado en la ciudad de Garbenheim), donde queda encantado por las tradiciones simples de los campesinos. Conoce y se enamora de Lotte, una hermosa joven que cuida a sus hermanos después de la muerte de su madre. Desafortunadamente, Lotte ya está comprometida con Albert, once años mayor que ella. A pesar de la pena que esta relación le origina, Werther cultiva una amistad íntima con carLotte y Albert. Dicha pena lo obliga a abandonar Walheim para dirigirse a Weimar.
Allí conoce a la Fraulein von B. Sufre una gran pena al enterarse de que Lotte nunca va a ser suya y junto con un amigo se queja de su situación. Después regresa a Walheim, donde sufre más que nunca, parcialmente porque Lotte y Albert están casados. Cada día que pasa le recuerda que Lotte nunca podrá corresponder su amor. Con pena por Werther y respeto por su esposo, Lotte decide que Werther no debe visitarla tan frecuentemente. Él la visita por última vez y después de recitar un pasaje de Ossian, ambos se besan. Werther sabía, antes de este incidente, que uno de ellos —Lotte, Albert, o Werther— tenía que morir. Incapaz de hacerle daño a otro ser, Werther no ve más opción que su suicidio.
Después de escribir una carta de despedida (para que fuera encontrada después de su muerte), le escribe a Lotte pidiéndole dos pistolas con la excusa de que las necesitara para un viaje. Lotte recibe esta petición con dolor y le manda las pistolas, lo cual interpreta Werther como que ella aprueba su decisión. Luego, Werther se quita la vida.
La historia de un amor imposible que acaba en tragedia tenía su origen en una experiencia propia, pero Goethe supo proyectar en ella las inquietudes de la juventud de su época: exagerado sentimentalismo, angustia vital, comunión con la naturaleza... Eso explica su enorme éxito: su repercusión en las modas (vestidos, perfumes, abanicos, objetos de regalo...) y hasta en el comportamiento de los jóvenes (la novela fue condenada por la Iglesia porque al parecer su publicación desencadenó una ola de suicidios).
Goethe utilizó la forma epistolar entonces en boga, aunque sin el didactismo de Pamela y sin la multiplicidad de corresponsales de La nueva Eloísa, sus modelos más directos. En las cartas a un amigo, Werther nos ofrece los secretos más recónditos de su alma y su gradual evolución, desde la felicidad inicial a la desesperación y al suicidio. Pero no todo son confidencias amorosas; su correspondencia está salpicada de reflexiones sobre los más diversos temas: la educación de la infancia y la tiranía de los padres; la libertad e igualdad de los individuos; el derecho al amor y a la vida; la crítica a la religión y a la moral tradicionales... Estos temas tienen un evidente carácter ilustrado. Por ello, podemos hablar de Werther como una obra fronteriza que comunica La Ilustración con el Romanticismo. El libro asombra también por su lenguaje: preciso, armonioso, lleno de colorido e imágenes.
Argumento
Las desventuras del joven Werther se presenta como una colección de cartas escritas por Werther, un joven artista de temperamento sensible y apasionado, y dirigidas a su amigo Wilhelm. En estas cartas, Werther revela datos íntimos de su estancia en el pueblo ficticio de Wahlheim (basado en la ciudad de Garbenheim), donde queda encantado por las tradiciones simples de los campesinos. Conoce y se enamora de Lotte, una hermosa joven que cuida a sus hermanos después de la muerte de su madre. Desafortunadamente, Lotte ya está comprometida con Albert, once años mayor que ella. A pesar de la pena que esta relación le origina, Werther cultiva una amistad íntima con carLotte y Albert. Dicha pena lo obliga a abandonar Walheim para dirigirse a Weimar.
Allí conoce a la Fraulein von B. Sufre una gran pena al enterarse de que Lotte nunca va a ser suya y junto con un amigo se queja de su situación. Después regresa a Walheim, donde sufre más que nunca, parcialmente porque Lotte y Albert están casados. Cada día que pasa le recuerda que Lotte nunca podrá corresponder su amor. Con pena por Werther y respeto por su esposo, Lotte decide que Werther no debe visitarla tan frecuentemente. Él la visita por última vez y después de recitar un pasaje de Ossian, ambos se besan. Werther sabía, antes de este incidente, que uno de ellos —Lotte, Albert, o Werther— tenía que morir. Incapaz de hacerle daño a otro ser, Werther no ve más opción que su suicidio.
Después de escribir una carta de despedida (para que fuera encontrada después de su muerte), le escribe a Lotte pidiéndole dos pistolas con la excusa de que las necesitara para un viaje. Lotte recibe esta petición con dolor y le manda las pistolas, lo cual interpreta Werther como que ella aprueba su decisión. Luego, Werther se quita la vida.
Goethe y su época
A mediados del Siglo XVIII, sin que aún existiera una unidad política, la economía alemana había florecido; pero en cierto modo faltaba a la nación alemana un desarrollo cultural en lo literario, con un contenido susceptible de considerarse clásico, como existía en Francia. Pero el florecimiento económico, dio lugar al surgimiento de algunos centros urbanos de gran empuje cultural, como Frankfurt, Leipzig y Weimar.
En el último tercio del siglo XVIII, el medio intelectual europeo fue el de la Ilustración, que tuvo gran influencia en Alemania, donde un grupo muy importante de personalidades, poetas, pensadores, ensayistas, hicieron destacar la cultura alemana como centro de la cultura europea; llevando a que se calificara al pueblo alemán como pueblo de poetas y pensadores.
Al finalizar el Siglo, a pesar del atractivo que para muchos escritores y pensadores alemanes seguía presentando la obra de los enciclopedistas franceses – especialmente Corneille y Voltaire – así como la de Jean Jacques Rousseau, surgió una fuerte inclinación hacia Shakespeare.
En 1776, se publicó en Alemania una comedia de la que es autor Maximilian Klinger (1752-1831), cuyo nombre en alemán, “Sturm und Drang” (Tormenta e Impulso) terminó asignándose a un movimiento literario surgido entre los años 1770 y 1785, cuyos autores, siguiendo las ideas de J. G. Herder (1744-1803), se agruparon en torno al escritor alemán Johann Wolfgang Goethe (1749-1832).
Un elemento muy presente en estas corrientes literarias, con fuerte influencia de índole religiosa vinculada al luteranismo, fue la exaltación del individuo; cuya independencia en cuanto a la fe religiosa frente a la presión del dogmatismo, constituyó uno de los temas recurrentes. Al mismo tiempo que el individualismo y la afirmación de la libertad esencial de su espíritu, surgió una exaltación del sentimiento como algo superior a la razón, como sintetizara Rousseau en su frase “Siento antes de pensar”.
Componentes principales del “Sturm und Drang”.
Pueden sintetizarse las principales líneas del “Sturm und Drang” en los siguientes conceptos:
El rechazo del racionalismo — Especialmente como pauta del comportamiento individual. No se trata de desvalorizar la razón como instrumento del conocimiento humano; sino de exaltar la actitud de la personalidad impulsiva, que actúa guiada por los embates de la pasión antes que por los consejos de la reflexión racional.
La valoración de lo misterioso — Como un componente de los hechos que ocurren con prescindencia de la lógica racional, los autores frecuentemente acuden a la fuente de las leyendas y supersticiones populares; que además representan un recurso de extracción nacionalista alemana.
El panteísmo naturalista — Los procesos intensamente místicos estuvieron presentes en alguna etapa de la vida de casi todos los grandes exponentes de esta corriente. Pero, fuertemente influídos por el reformismo religioso alemán, tratan de armonizar los fundamentos de la religión con una permanente invocación de la naturaleza, a la que presentan como un gran organismo viviente, libre y salvaje; incluyendo en ese concepto los componentes espontáneos y hasta instintivos del ser humano, que en último análisis son vistos todos ellos como otras tantas manifestaciones de la voluntad divina.
La exaltación del sentimiento — En contrapartida del rechazo del predominio de los dictados de la razón como determinantes de la conducta humana, el impulso emanado de los sentimientos y de las emociones, especialmente del amor y su pasión, es valorado como factor predominante al que es preciso liberar en sus manifestaciones vitales. Goethe dijo “El mejor hombre, es el que se estremece”.
La exaltación de lo individual — Como una manifestación trasladada desde la concepción de la autonomía individual en lo religioso preconizada por la Reforma Luterana, el impulso creador del artista es visto como una manifestación de la individualidad a través de sus sensaciones, su inspiración, las visiones de la intuición y la influencia del amor. Lo esencial de la poesía consiste en una emancipación del espíritu, una especie de confesión íntima, que bucea en lo más específicamente singular del individuo, como ocurre en el “Werther” de Goethe.
Johann Wolfgang Goethe (Frankfurt, 1749-Weimar, 1832) Nacido en el seno de una familia patricia burguesa, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios de derecho en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una vez recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios. Fue éste un período decisivo, ya que en él se produjo un cambio radical en su orientación poética. Frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, germen del primer Romanticismo y conoció a Herder, quien lo invitó a descubrir a Homero, Ossian, Shakespeare y la poesía popular.
Fruto de estas influencias, abandonó definitivamente el estilo rococó de sus comienzos y escribió varias obras que iniciaban una nueva poética, entre ellas Canciones de Sesenheim, poesías líricas de tono sencillo y espontáneo, y Sobre la arquitectura alemana (1773), himno en prosa dedicado al arquitecto de la catedral de Estrasburgo, y que inaugura el culto al genio.
En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal Imperial, donde conoció a Charlotte Buff, prometida de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta pasión frustrada inspiró su primera novela, Los sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en Alemania, el Romanticismo.
De vuelta en Frankfurt, escribió algunos dramas teatrales menores e inició la composición de su obra más ambiciosa, Fausto, en la que trabajaría hasta su muerte; en ella, la recreación del mito literario del pacto del sabio con el diablo sirve a una amplia alegoría de la humanidad, en la cual se refleja la transición del autor desde el Romanticismo hasta el personal clasicismo de su última etapa. En 1774, aún en Frankfurt, anunció su compromiso matrimonial con Lili Schönemann, aunque rompió el noviazgo dos años más tarde; tras aceptar el puesto de consejero del duque Carlos Augusto, se trasladó a Weimar, donde estableció definitivamente su residencia.
En el último tercio del siglo XVIII, el medio intelectual europeo fue el de la Ilustración, que tuvo gran influencia en Alemania, donde un grupo muy importante de personalidades, poetas, pensadores, ensayistas, hicieron destacar la cultura alemana como centro de la cultura europea; llevando a que se calificara al pueblo alemán como pueblo de poetas y pensadores.
Al finalizar el Siglo, a pesar del atractivo que para muchos escritores y pensadores alemanes seguía presentando la obra de los enciclopedistas franceses – especialmente Corneille y Voltaire – así como la de Jean Jacques Rousseau, surgió una fuerte inclinación hacia Shakespeare.
En 1776, se publicó en Alemania una comedia de la que es autor Maximilian Klinger (1752-1831), cuyo nombre en alemán, “Sturm und Drang” (Tormenta e Impulso) terminó asignándose a un movimiento literario surgido entre los años 1770 y 1785, cuyos autores, siguiendo las ideas de J. G. Herder (1744-1803), se agruparon en torno al escritor alemán Johann Wolfgang Goethe (1749-1832).
Un elemento muy presente en estas corrientes literarias, con fuerte influencia de índole religiosa vinculada al luteranismo, fue la exaltación del individuo; cuya independencia en cuanto a la fe religiosa frente a la presión del dogmatismo, constituyó uno de los temas recurrentes. Al mismo tiempo que el individualismo y la afirmación de la libertad esencial de su espíritu, surgió una exaltación del sentimiento como algo superior a la razón, como sintetizara Rousseau en su frase “Siento antes de pensar”.
Componentes principales del “Sturm und Drang”.
Pueden sintetizarse las principales líneas del “Sturm und Drang” en los siguientes conceptos:
El rechazo del racionalismo — Especialmente como pauta del comportamiento individual. No se trata de desvalorizar la razón como instrumento del conocimiento humano; sino de exaltar la actitud de la personalidad impulsiva, que actúa guiada por los embates de la pasión antes que por los consejos de la reflexión racional.
La valoración de lo misterioso — Como un componente de los hechos que ocurren con prescindencia de la lógica racional, los autores frecuentemente acuden a la fuente de las leyendas y supersticiones populares; que además representan un recurso de extracción nacionalista alemana.
El panteísmo naturalista — Los procesos intensamente místicos estuvieron presentes en alguna etapa de la vida de casi todos los grandes exponentes de esta corriente. Pero, fuertemente influídos por el reformismo religioso alemán, tratan de armonizar los fundamentos de la religión con una permanente invocación de la naturaleza, a la que presentan como un gran organismo viviente, libre y salvaje; incluyendo en ese concepto los componentes espontáneos y hasta instintivos del ser humano, que en último análisis son vistos todos ellos como otras tantas manifestaciones de la voluntad divina.
La exaltación del sentimiento — En contrapartida del rechazo del predominio de los dictados de la razón como determinantes de la conducta humana, el impulso emanado de los sentimientos y de las emociones, especialmente del amor y su pasión, es valorado como factor predominante al que es preciso liberar en sus manifestaciones vitales. Goethe dijo “El mejor hombre, es el que se estremece”.
La exaltación de lo individual — Como una manifestación trasladada desde la concepción de la autonomía individual en lo religioso preconizada por la Reforma Luterana, el impulso creador del artista es visto como una manifestación de la individualidad a través de sus sensaciones, su inspiración, las visiones de la intuición y la influencia del amor. Lo esencial de la poesía consiste en una emancipación del espíritu, una especie de confesión íntima, que bucea en lo más específicamente singular del individuo, como ocurre en el “Werther” de Goethe.
Johann Wolfgang Goethe (Frankfurt, 1749-Weimar, 1832) Nacido en el seno de una familia patricia burguesa, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios de derecho en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una vez recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios. Fue éste un período decisivo, ya que en él se produjo un cambio radical en su orientación poética. Frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, germen del primer Romanticismo y conoció a Herder, quien lo invitó a descubrir a Homero, Ossian, Shakespeare y la poesía popular.
Fruto de estas influencias, abandonó definitivamente el estilo rococó de sus comienzos y escribió varias obras que iniciaban una nueva poética, entre ellas Canciones de Sesenheim, poesías líricas de tono sencillo y espontáneo, y Sobre la arquitectura alemana (1773), himno en prosa dedicado al arquitecto de la catedral de Estrasburgo, y que inaugura el culto al genio.
En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal Imperial, donde conoció a Charlotte Buff, prometida de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta pasión frustrada inspiró su primera novela, Los sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en Alemania, el Romanticismo.
De vuelta en Frankfurt, escribió algunos dramas teatrales menores e inició la composición de su obra más ambiciosa, Fausto, en la que trabajaría hasta su muerte; en ella, la recreación del mito literario del pacto del sabio con el diablo sirve a una amplia alegoría de la humanidad, en la cual se refleja la transición del autor desde el Romanticismo hasta el personal clasicismo de su última etapa. En 1774, aún en Frankfurt, anunció su compromiso matrimonial con Lili Schönemann, aunque rompió el noviazgo dos años más tarde; tras aceptar el puesto de consejero del duque Carlos Augusto, se trasladó a Weimar, donde estableció definitivamente su residencia.
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